Robert Wilson había hecho una fortuna en Wall Street acumulando millones con el paso de los años, su patrimonio llegó a superar los 100 millones de dólares.Vivía en un departamento muy lujoso en un barrio muy snob, donde vivieron figuras como Steven Spielberg, Demi Moore, Glenn Close, entre otros. Wilson murió el pasado año lanzándose del décimo piso del edificio espectacular en el que vivía. Antes de saltar dejó un mensaje escrito, contó que había sufrido un infarto, del que había salido, pero no se sentía con fuerzas para luchar para lo que vendría, lo meditó y tomó esa drástica decisión.
Tenía pensado de antemano cómo preparar su testamento, otorgó todos sus millones a la beneficencia. Un porcentaje a una institución que cuida la naturaleza y el medio ambiente. Otra institución que se vio favorecida al decidir sus últimas voluntades fue la Iglesia Católica de Nueva York, la que recibió el legado de 100 millones de dólares, ya que se estima que al final de sus días el patrimonio superaba los 500 millones.
Wilson explicó en una entrevista para un canal de noticias que le hicieron un tiempo antes, que en todo el país las escuelas católicas estaban cerrando, si él ayudaba a los sacerdotes católicos de la ciudad sería de gran ayuda a las instituciones escolares católicas. Dijo textual “soy ateo, pero las escuelas católicas son de nivel y calidad excepcional, y he creído que era mi deber ayudarlas”.
Fue un gran acto de solidaridad, ayudar a escuelas, Universidades, instituciones que formen a los niños, o jóvenes, donde se realicen investigaciones, estudios, son todas maneras de avanzar, de crecer como seres humanos, como especie, todos juntos.
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Foto cortesía de: unionjalisco.mx
