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El testamento de una reina

El testamento de una reina

El testamento de una reina

Dejar por escrito las últimas voluntades es algo que toda persona debería hacer; así podrá dejar constancia de la disposición de sus bienes, de su cuerpo o de cualquier tipo de propiedad que se posea.

Hacer testamento es una buena costumbre y una prerrogativa de la que han hecho uso muchos personajes de la historia, entre ellos: Ena de Battemberg.

De princesa presbiteriana a reina católica

Nacida en Escocia, enamoró al rey de España, Don Alfonso XIII y a pesar de tener religiones diferentes y de la oposición de la madre del novio que la consideraba de menor rango y recelaba de los antecedentes hemofílicos de su familia, decidieron casarse (1906).

Tuvo siete hijos: Alfonso que sufría de hemofilia y se casó con una plebeya, Jaime, que se quedo sordo a los 4 años y también se casó con plebeyas, Beatriz que contrajo matrimonio con un príncipe italiano, María Cristina que terminó siendo Condesa de Marone, Juan padre del actual rey y Gonzalo, que también sufría del «mal de la sangre real» y falleció a los 19 años.

Se dice que Alfonso regalaba a Ena una alhaja por cada infidelidad. Lo cierto es que la reina consorte llegó a poseer una de las mayores colecciones de joyas, de todos los reinos de Europa.

Testamento real

Tras 25 años de reinado, cuando se proclamó la II República española, los reyes tuvieron que exiliarse; posteriormente la pareja se separó y la ex reina se trasladó a Laussana en Suiza, donde vivió hasta su deceso a los 81 años en 1969.

Sus últimas voluntades comienzan con esta frase: «Encomiendo mi alma a Dios, pido perdón de todas mis faltas a mis prójimos y perdono sinceramente cuantos agravios se me hayan causado. Suplico al todopoderoso que conceda a España y a todos los españoles paz, justicia, libertad y prosperidad».

Pidió también que la disposición de sus restos fuera según decidieran sus hijos y solicitó que no se al amortajara con el hábito de monja, según una costumbre española que la reina consideraba «absurda y horrorosa«.

En su testamento lega las joyas que le regaló su marido a su hijo Juan, con recomendación de que se las pase a su primogénito Juan Carlos. El resto de sus alhajas pidió que se repartieran entre sus hijas y todas sus propiedades y dineros debian dividirse entre sus hijos vivos.

Si tiene dudas de cómo hacer su testamento, consulte la web de Testamenta.

Foto gentileza de: abc

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