Existen situaciones especiales en las que dadas las circunstancias, las fortunas personales “cambian de manos” y se les pierde el rastro. Ese ha sido el destino del tesoro real de la antigua Birmania, hoy Republica de Myanmar.
Los únicos herederos vivos del último rey birmano llamado Thibaw Min, le reclaman al gobierno británico parte de los bienes incautados en el momento en el que depusieron al monarca deportándolo a una remota ciudad india donde falleció a principios del siglo XX.
Más de un siglo después, U Soe Win, un bisnieto, ha iniciado los trámites con el fin de constituir una fundación que reúna a los descendientes y así poder reclamar parte de los bienes y joyas confiscados, mientras Birmania fue colonia británica, pues entiende que el rey no pudo hacer testamento y murió pobre y él como familiar directo, se siente despojado de lo que considera que les pertenece.
Comenta que poseen un listado de los bienes y piensan solicitar al Gobierno birmano que realice el reclamo correspondiente a los británicos. U Soe Win se refiere a un catálogo que elaboró Suphayagalae, la hija menor de Thibaw en 1931, donde se valoraba en miles de millones de las rupias de entonces, las propiedades, joyas y bienes que le fueron confiscadas a la familia real.
El bisnieto del monarca entiende que es prácticamente imposible recuperar la mayor parte de los bienes perdidos, porque de algunos tesoros se ha perdido completamente el rastro, como es el caso del rubí el Nga Mauk de valor incalculable que fuera propiedad del entonces monarca, pero confía en que una parte vuelva a manos de la familia y otra al estado birmano, que es a quienes pertenece.
La única nieta viva del rey Thibaw y su mujer, la reina Supalayat, es Su Su Khin o Suu Phaya Gyi, quien a sus 90 años, mantiene la mente lúcida y un gran sentido del humor, pues afirma que no le parece que eso de la devolución vaya a ocurrir pronto; es la tía de U Soe Win, el “reclamante oficial”.
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Foto gentileza de: el mundo
