El último de los reyes moros, Boabdil, que en 1492 entregó el reino nazarí a Fernando e Isabel los reyes católicos, estaba casado con Morayma, una bella mujer que vivió a la sombra de su marido y de las manipulaciones de su suegra la ex reina Aixa.
Al tiempo que Boabdil luchaba contra su tío, El Zagal, su padre Muley Hacen y contra los cristianos, su esposa permanecía en Granada la capital del reino de Al Andalus, más precisamente en La Alhambra que era su residencia habitual.
Leyendo las cláusulas elegidas por la reina al hacer testamento, se deduce que Morayma no imaginaba que su destino seria el exilio, ya que pidió que las tierras que poseía se dividieran en dos mitades, una de las cuales debía entregarse a la mezquita, donde se presume hoy se encuentra la iglesia de Mondújar.
La otra mitad debía partirse en dos también: un cuarto lo dedicarían al cultivo y su producto serviría para que hubiera quienes rezaran por ella dos veces por semana y para siempre y la otra parte debía destinarse a sus mayordomos para que velasen por su tumba.
Aun no se sabe exactamente donde reposan los restos de Morayma, la última reina mora, que murió en tierras ya cristianizadas, al año y medio de haber abdicado al trono su marido y fue enterrada supuestamente en Mondújar.
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Foto gentileza de: gabitos