Mi nombre es Manuel y me interesa contar mi historia ya que si no fuera porque un amigo me hizo “abrir los ojos” e informarme, seguramente seguiría en la inopia pensando que la ley se encargaría de todo.
Durante más de 26 años estuve casado con la madre de mis tres hijos que ya son mayores de edad. Al cabo de ese tiempo la convivencia se nos hizo tan pesada que decidimos divorciarnos y cada cual ha tomado su propio camino en la vida, si bien no hemos tenido ningún tipo de problema ni legal ni personal.
Con este amigo que menciono al principio estaba un día comentando que al hacer testamento yo había puesto a la que había sido mi mujer como usufructuaria de la casa donde vivo que heredé de mis padres y por tanto es únicamente de mi propiedad.
Mi colega me rogó que fuera a ver a un abogado o que me informara en internet, pues yo daba por sentado que al divorciarme dicho documento perdería su valor legal.
Gracias a sus consejos visité la página de Testamenta donde me informaron que mi apreciación del asunto era errónea, ya que a menos que yo residiera en Cataluña, Aragón o Galicia donde rige el Derecho Foral que es diferente al general, para el Código Civil español el divorcio no influye en el contenido testamentario.
Aproveché la oportunidad y por un precio que me pareció realmente módico y sin moverme de mi casa pude hacer testamento nuevamente y en él he excluido a mi ex cónyuge de manera expresa, para invalidar de esa forma el anterior documento.
Foto gentileza de: 3.bp.
