Un caso muy curioso ocurrió en Iowa, cuando el abogado T.M. Zink fallece en 1930, y en el documento últimas voluntades, deshereda a su esposa e hija del testamento. Toda la fortuna que sumó en 75 años fue de 4 millones de dólares, una parte de ese dinero era destinado a construir una biblioteca. El problema fue cuando pidió que la biblioteca tuviera las siguientes características:
«Ninguna mujer tendría acceso al local, ni se podría mencionar nada respecto a mujeres.
Ninguna revista, libro, obra de arte, podría mostrarse si la producción de la misma no estaba realizada por un hombre».
En la entrada tendría que verse un cartel que diga «No se admiten mujeres».
El decía que sentía un odio hacia todas las mujeres por sus experiencias personales, sus estudios sobre literatura y obras filosóficas relacionadas con ellas.
Su hija Margaret Beker quedando muy enojada y sorprendida al ver el documento últimas voluntades de su padre, habla con un juez diciendo que es un insulto a su condición de mujer, una calumnia, y una difamación en contra de la moral pública. El odio que sentía el señor Zink hacia las mujeres se había convertido en locura, una enfermedad mental, sin duda alguna. El juez estuvo de acuerdo con ella y les dio ese dinero para que se compraran una casa. Esa biblioteca con características tan absurdas, nunca fue construida.
Increíble historia de un hombre que fue un estudioso toda su vida y que en el documento últimas voluntades haya decidido una petición tan descabellada y con tanto odio hacia las mujeres teniendo esposa e hija.
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Fuente de foto: listsoplenty.com