El multimillonario Andrew Carnagie, al redactar su testamento, otorga a su hija legítima el 10% de su millonaria herencia. Tiene la segunda mayor fortuna de la historia. El hombre es un granjero y tiene una fortuna de 12.000 millones de dólares, pero su fortuna la repartió entre bibliotecas, escuelas, hospitales, su pensamiento literal es: “el hombre que muere rico, muere desgraciado”.
Él piensa igual que otros millonarios como Bill Gates, que no es bueno dejar la totalidad de la herencia a la familia.
Los hijos tienen que despertar su propio talento para salir adelante, si le damos todo servido es una manera de adormecer el talento y no dejarlos desarrollarse.
Por ese motivo a la hora de redactar su testamento, le deja a su única hija, Margaret Carnegie, menos del 10% de su herencia. En su pensamiento siempre estuvo el ayudar a instituciones, fomentar proyectos, para dar oportunidad a otras personas que no pueden llegar por sus propios medios a desarrollarse en algún tipo de estudio.
El testador siempre puede decidir como repartir sus bienes, sin importar la cantidad, si quiere dejar todo a sus herederos, o un porcentaje, tiene libre albedrío total. Por lo tanto es muy conveniente redactar su testamento, para evitar malos entendidos en la familia, y problemas entre ellos cuando el testador fallezca.
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