Existen leyes que regulan como debería repartirse la herencia de una persona, es decir, cuales son los herederos forzosos que no podrían ser despojados de su parte (la legítima) a menos que existan circunstancias atenuantes.
Pero muchas personas se plantean a la hora de expresar sus últimas voluntades, que ese acto sea también una prueba de amor para sus seres queridos.
Un ejemplo de ello es el que dio Manolo Escobar. El mítico cantante falleció el 24 de octubre de 2013 en su casa de Benidorm.
Tiempo atrás, Manolo decidió redactar su testamento y en él dejaba muy clara su voluntad: «todo para mi mujer», Anita Marx quien seguramente no querrá reemplazar con dinero la ausencia de su compañero durante 53 años.
La fortuna del cantante está compuesta por los derechos sobre sus canciones y espectáculos, una gran colección de dibujos y algunas pinturas (unos 2000 cuadros) y unas 10 o 12 empresas de las cuales era apoderado o miembro del directorio.
Hay que agregar la propiedad inmobiliaria que Escobar poseía en Benidorm, una bella y enorme casa donde vivía desde hacía más de 30 años, que pasará a ser propiedad de su mujer.
Mas allá del escueto contenido de su testamento, su hija Vanessa será en definitiva la que termine heredándolo todo.
Se especuló acerca de la existencia de una hija secreta del cantante, que según se dijo tendría 52 años, pero la familia descarta totalmente esa posibilidad.
La hija salió a dar la cara y fue muy clara: mi padre era un hombre honesto y jamás habría tenido una hija «escondida».
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Foto gentileza de: bekia
