Cuando una persona decide hacer testamento, no siempre coincide su criterio con el de los que le rodean, sean estos parientes o amigos.
Un caso muy sonado ha sido el del actor Pepe Sancho, fallecido el 3 de marzo de 2013 a causa de un cáncer, en la ciudad de Valencia.
Pepe tenía dos hijos, Alejandro fruto de su primer matrimonio con María Jiménez y Javier a quien reconoció en 2011 luego de una demanda por paternidad de parte de éste.
Pepe Sancho estaba casado en segundas nupcias con la periodista Reyes Monforte y su relación con Alejandro era bastante conflictiva y con Javier prácticamente inexistente.
Por tal razón cuando decidió redactar su testamento, nombró a Antonio Asunción, su primo y ex ministro, como albacea testamentario y partidor de herencia.
Según sus últimas voluntades, los pisos de Altea, el de la Gran Vía de Madrid y el dúplex de Manises, ya estaban a nombre de su esposa.
A sus hijos y en concepto de legítima, les legó la empresa Prospopón S.L., que era mediante la cual se facturaban sus ganancias y de la que Reyes es única administradora desde 2011.
Según alegan los hijos, que tampoco se llevan muy bien entre sí, dicho negocio solo tiene deudas, por lo que en definitiva su padre no les dejó nada.
Apoyados por Lluís el hermano del actor, quien dice que si no fuera por su cuñada su hermano le hubiera dejado aunque mas no fuera los palos de golf, piensan recurrir a los tribunales.
Lo positivo de que haya por escrito un testamento, es que la justicia deberá tener en cuenta el contenido del mismo e intentar que sin dejar de cumplir la ley, se respete la voluntad del testador.
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Gentileza de la foto: Pepe y Reyes
