Para cuando se acaba el año, las diferentes culturas tienen costumbres que las caracterizan. En los pueblos de Latinoamérica coexisten una cantidad enorme de cábalas. En Ecuador y en Colombia, para despedir al año que se va y recibir al nuevo, suelen confeccionar monigotes y hacer testamento.
Se les llama testamentos a unos textos jocosos que a manera de catarsis, se redactan buscando la risa de quien los lee y que se basa en parodiar las diferentes situaciones que se han dado a lo largo del año. Normalmente quienes toman la iniciativa de hacer testamento son algún grupo de amigos o familiares especialmente divertidos.
En las últimas horas del día 31 de diciembre se da pública lectura del mencionado documento, donde se habrá agregado una lista de deseos y/u objetos que el “año viejo” dejó como legado a sus “deudos” (quienes lo hayan redactado).
Un periódico de Guayaquil, ha tomado esta inveterada costumbre como base para un concurso anual, en el que se premia la creatividad y el sentido del humor de los ecuatorianos al hacer testamento, reflejando los hechos más impactantes en el ámbito nacional, internacional y/o personal, del año que se va.
Puede hacerse tanto en verso como en prosa y suele tener como máximo una extensión de 5 hojas hechas en ordenador y a doble espacio. Las obras se deben enviar por correo firmadas con un seudónimo, para asegurar el anonimato a la hora de la elección y deben incluirse los datos del autor en un sobre aparte.
Se eligen tres ganadores, primero, segundo y tercer premios que son publicados en el periódico el día 31 y los mejores testamentos se llevan sendas recompensas en metálico. La única salvedad que tiene el concurso es que al hacer testamento, no se puede denigrar u ofender a ninguna persona en particular, ni a instituciones tanto públicas como privadas.
Visítenos en Testamenta y averigüe que es un documento de últimas voluntades y si lo desea, también le será posible redactar su testamento.
Foto gentileza de: tzawata