Decididamente si una persona opta por hacer testamento, les estará ahorrando a sus herederos un montón de papeleos que les generarán un sinfín de gastos y de pérdidas de tiempo, a la hora de hacer la división de la herencia.
Si se tienen herederos, lo más sano es realizar testamento de acuerdo a la voluntad del testador y a las leyes vigentes. En caso de no tener amigos, allegados o familiares a quienes queramos dejar nuestro dinero y/o bienes, una buena opción es legarlo a una institución de beneficencia o a alguna ONG.
Cuando alguien muere sin tener herederos conocidos ni declaración de últimas voluntades, el estado está obligado a investigar la existencia de algún familiar que según el grado de parentesco con el occiso pueda ser o no capaz de heredarle.
Este es un trámite que lleva tiempo, que puede requerir la asistencia de genealogistas y hasta detectives privados y cuesta mucho dinero. El monto de dicha averiguación se descontará a la postre del monto de la herencia.
Si agotadas todas las instancias, no se puede encontrar a nadie que tenga derechos legales sobre la heredad, será el Estado quién se quedará con ella y la repartirá entre el Gobierno de la Provincia, el del pueblo donde viviera la persona fallecida y las instituciones de beneficencia del lugar.
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