Si una persona fallece sin hacer testamento, realmente causará un verdadero quebradero de cabeza a sus herederos, quienes tendrán que iniciar un largo proceso y costoso proceso para que se reconozca que, esos los bienes que deja el difunto, les pertenecen a ellos.
Otorgar un testamento es un trámite sencillo, no hacerlo, cuando se tienen hijos y patrimonio, es una manera de complicar las cosas a nuestros herederos, así como obligarles a pagar una serie de impuestos que, con un testamento con notario, se ahorrarían.
Ante la ausencia de un documento de esta categoría, quien decide el reparto de la herencia es la Ley. No hacer testamento implica que el reparto de bienes lo establece la normativa. En el caso de España, el régimen legal otorga los derechos sobre la herencia a los hijos y nietos del difundo y, en su defecto, a sus padres o ascendientes.
El cónyuge, el más afectado
El cónyuge será uno de los más afectados en caso de que la persona fallecida no se decidiera a otorgar un testamento. En este tipo de repartos legales la pareja queda en una posición muy desfavorecida y sólo heredaría los bienes patrimoniales en caso de que el difunto no tenga hijos, nietos y bisnietos; padres, abuelos y bisabuelos.
Si una persona muere sin hacer testamento, pero no tiene ningún familiar que pueda legar sus bienes, el único beneficiario entonces será el Estado.
Por tanto, lo más recomendable es realizar este trámite y acudir a un despacho de especialistas para hacer un testamento con notario. Es una gestión que, gracias a entidades como Testamenta, se pueden realizar de modo online.