Hay que tener en cuenta a la hora de hablar de curiosidades, que las cosas que hoy nos parecen obvias, hace años o siglos atrás, podían resultar casi “criminales”, por lo que es bueno tomar cada noticia en el contexto histórico en el que ocurrió.
Este es un listado de situaciones que se han dado a causa de la decisión de varios sonados escritores de la literatura universal de hacer testamento y poner en él cláusulas especiales u omitir a determinados herederos, etc.
De puño y letra
William Shakespeare murió en 1616 y al otorgar su testamento dejó repartida su fortuna entre sus hijas, sobrinas y su mujer. Poco tiempo antes de su muerte, hizo una revisión en el mismo, con el fin de asegurar la herencia que dejaría a su hija Judith que iba a casarse con un tabernero llamado Quiney, quien fue acusado de promiscuidad, por lo que el escritor, prefirió prevenir, que lamentar.
A su mujer le legó una cama que no era la mejor de la casa y este hecho dio mucho que hablar en años posteriores, sin tomar en cuenta que en esa época se consideraba que el mejor lecho de la casa, se le debía ceder a los invitados.
Thomas Hardy fue un poeta inglés que vivió entre 1840 y 1928 y al hacer testamento dejó toda su fortuna (unas cien mil libras de la época)… ¡al Lloyds Bank!
También dejó instrucciones de que su cuerpo reposara en el cementerio de la Abadía de Westminster, en el llamado “rincón de los Poetas” pero que su corazón se enterrara junto al cuerpo de su primera esposa en Stinsford, donde también reposaban sus padres.
Lo que hace más curioso a este legado es que no le dejó ni un penique a su segunda mujer. Poco tiempo después de su óbito, se publicó la biografía del autor que se cree que fue escrita realmente por la desheredada esposa que gracias a sus regalías, pudo sobrevivir.
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Foto gentileza de: crossroadfurniture